domingo, 3 de mayo de 2009

Somatic Collaborative / Felipe Correa

Desde el punto de vista paradigmático, el trabajo de Felipe Correa y sus colaboradores me parece de particular interés, pues si bien a América Latina se la ha conceptualizado como la región en la cual el Modernismo no sufre de un quiebre, donde se verifica un continuum de Modernismo (y en cuyo caso más que de un post post post seríamos testigos de un a-post), existen arquitectos latinoamericanos que sin abandonar algunos de los valores de dicho movimiento, han sabido hibridarlo con aproximaciones sistémicas y multi-escalares. En el caso de Felipe, por ejemplo, es interesante observar cómo a partir de un análisis geográfico y territorial (las escalas donde se ubica primordialmente el componente de investigación de sus proyectos) diseña ciudad, arquitectura u objeto. El mismo grado de precisión y rigor se aplica tanto a un portal como al desarrollo de un nuevo frente fluvial. Todos los elementos de diseño derivan de un estudio metódico del territorio que se traduce en múltiples capas de información (no mera información, sino información semántica, filtrada, estratégica) para eventualmente consolidarse en forma. Las cinco viviendas diseñadas para la ladera del Itchimbía, en Quito, se desparraman conscientes de la fuerza gravitacional, los potenciales deslaves, la escorrentía. No se oponen a la topografía: emergen de ella en una interpretación contemporánea del paisaje andino. La terraza continúa proveyendo asidero, pero para una topología diversa, que responde a un estilo de vida diverso. El portal reinterpreta el paisaje desde el punto de vista de la materia y la luz, como un bosque de piedra que habla de umbrales, interiores y exteriores, relaciones y bloqueos desde la poética que surge cuando conviven lo pesado y lo ligero, la luz y la oscuridad, el vacío y la materia. A escala urbano-regional, el traspaso se consolida en una propuesta que no asume abstracciones para el puerto: la escala arquitectónica aparece con nitidez en un proyecto cuyos tejidos zurcen un paisaje que ha sido rasgado a lo largo de su historia. Natura y cultura se fusionan en una serie de interrelaciones que difuminan los bordes entro lo natural y lo artificial; lo arquitectónico, urbano y paisajístico; lo que precede y aquéllo que sucede. Los procesos de trabajo de Felipe labran nuevos paradigmas de diseño para una región cuyos arquitectos dialogan cada vez con mayor fluidez con los paisajes que el Modernismo convirtió en tabula rasa. El quiebre existe. Para terminar, cabe anotar que su trabajo de investigación y editorial (otro desafío a los bordes que se han trazado entre disciplinas y actividades, equivalente a una ruptura total con la zonificación o la configuración funcionalista del espacio) han tenido un profundo impacto en la academia y la práctica profesional en Ecuador, particularmente en las nuevas generaciones.








Imágenes: cortesía de Somatic Collaborative / Felipe Correa

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